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El espacio original era una antigua carpintería en la que se había estado trabajando intensamente hasta el día en que comenzó la nueva propuesta.
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Uno de los hilos conductores era el de conservar la memoria, tanto del edificio como de las personas que lo habitarían posteriormente. Para ello se generaron dos vías de intervención: el pasado y el futuro
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En la primera, el pasado, el objetivo estuvo en conservar y poner en valor los rasgos característicos del propio edificio datado del año 1900. Para ello lo principal fue mantener la distribución original y mostrar todas las vísceras que el espacio tenía cubiertas. De esta forma es más sencilla la comprensión de la historia del propio edificio.
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En la segunda, el futuro, se trata de narrar la historia de las tres personas que harán uso del mismo. Esto se consigue a través de un recorrido que obliga a las personas a transitar en línea con dicha historia. Para ello se hace uso de dos elementos delimitantes que guían el camino: las cortinas que a su vez nos separan espacios para una mayor privacidad junto con el pavimento que nos ayuda a seguir el recorrido.
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La narración consiste en tres espacios: el primer espacio y principal es el que pertenece a la madre, aquella desde la que partió todo y en el cual se realizarán acciones más colaborativas y flexibles. En el segundo espacio se ubica la hermana mayor en el que Derevo tiene su espacio el cual se sigue conservando su antiguo uso como carpintería. Por último, en el tercer lugar se ubica la cocina en la que Antojo, el hermano pequeño pone en marcha todos sus proyectos gastronómicos. En la zona final, anterior al baño se ubica el almacén en el que los tres espacios convergen como lugar en el que almacenar las tres fases.
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Este espacio se concibe como lugar en el que estas tres historias se unen para sacar adelante proyectos internos y externos y como lugar de encuentro.
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Proyecto diseñado por Derevo
Fotografía: Paloma Rita Oliveros
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